Imagen: Undertaker y Grell Sutcliff - Kuroshitsuji
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Había cedido a las interminables
peticiones de Grell en tener una cita conmigo.
El pobre necesitaba algo de atención.
William le ignoraba y Sebastian lo trataba demasiado mal, para mi
gusto.
No podía entender porque Grell no
dejaba ya de molestarles. De vez en cuando le veía suspirando en la
biblioteca mientras él ponía bien los libros y yo me llevaba unos
cuantos.
Quedamos en el jardín, cerca de un
ventanal y ya entrada la noche, me había puesto... Bueno, había
dejado de lado mi vestimenta habitual. Lucía un esmoquin negro, con
una camisa blanca, una corbata roja, porque a él le gustaba el rojo.
Me quede apoyado en la pared con los ojos cerrados mientras le
esperaba.
Esperaba que llegara de manera
escandalosa, como siempre solía hacer cuando se dejaba ver en todos
los lados del mundo. Pero aquella vez fue diferente. Me di cuenta de
que estaba allí cuando una brisa llegó a mi nariz, su colonia llego
hasta donde estaba haciendo que abriera los ojos y me girara para
verle.
Se había recogido su rojo cabello en
una coleta, y se había puesto bien la gabardina que un día fue de
Angelina. Tenía las mejillas sonrojadas y parecía que emanaba
cierta timidez de él. Me había quedado bien sorprendido por como
había llegado, silencioso como un gato.
Le dediqué una sonrisa y me acerqué a
él haciendo aparecer un ramo de rosas rojas. Los tacones que llevaba
resonaban por aquel pasillo. Le tendí el ramo aun con una sonrisa
esperando que lo aceptara.
Hice una inclinación en forma de
agradecimiento cuando por fin decidió quedarse con el ramo de rosas.
Terminé por acortar la distancia que nos separaba y pasé mis manos
por su cintura atrapando su cuerpo. Mi mirada era algo intensa,
ninguno de los dos había abierto la boca para decir algo. Comenzaba
a preocuparme Grell por lo que terminé en besar sus labios, notando
como su cuerpo se estremecía entre mis brazos. Esa era la reacción
que esperaba, pero sin embargo terminó por pegar su rostro en mi
pecho y llorando. Cerré los ojos y comencé a acariciar su cabeza
para calmarlo.
Podía comprender aquel dolor que tenía
en su pecho, siempre estaba observando de lejos sus movimientos
estrafalarios, una máscara ocultaba el dolor que sentía porque
ninguna de las personas que amaba le prestaba la atención que él se
merecía. Mi mano recorrió su cabeza hasta llegar a su barbilla
haciendo que alzara la cabeza para que me mirara. Limpié sus
lágrimas y terminé inclinándome para dejar un suave beso en sus
labios, esperando así calmar su espíritu.
Cuando sonrió levemente le tome la
mano para dar un paseo hasta su habitación, sabía como llegar,
sabía como calmar su alma y como llegar hasta él para que dejara de
lado las ganas terribles que tenía de conquistar a Sebastian y a
William, sabía a la perfección que Grell amaba intensamente a
William, con Sebastian solo era ganas de batallar con alguien, pese a
que un día casi termina muerto si no hubiera intervenido William.
Abrí la puerta de su habitación sin
pedirle permiso, tiré de él y lo empujé hacia dentro. Lo arrojé a
la cama y lo dejé allí para quitarme la chaqueta y la corbata, dejé
abierta un poco la camisa blanca y me subí a la cama quedando encima
suyo pero sin tocar su cuerpo. Mi mano fue al coletero dejando suelto
su rojizo cabello.
Esperaba que después de esta noche
cambiara de opinión y dejara de buscar lo que yo le había
ofrecido... Durante toda la noche sin descanso.